“El alma empujó quizá al hombre en su evolución corporal, pero está cansada de tironear y sigue sola adelante”. Julio Cortázar

viernes, 21 de diciembre de 2012

Novena: Día sexto - el río


Mientras las chancletas se mezclaban entre el agua y la arena, los pies se sentían presos de su naturaleza, las espinillas sentían el roce del viento tan suave, y los muslos, celosos custodiaban las partes nobles, mientras las nalgas resisten el peso del cuerpo posándose sobre una silla blanca. El abdomen sentía también la brisa, aunque si le molestaba un poco más la arena que chocaba en el pecho y resbalaba hacia ella, el cuello bien erguido, los brazos descansados en una mesa blanca, de esas desarmables, una mano sosteniendo una cerveza bien fría, la otra acariciando una mejilla desconocida.  La cumbamba con uno que otro pelo, las patillas bien definidas, la boca reseca, la nariz tapada, los ojos entre-abiertos, la frente con una gota de sudor proveniente del pelo. Un gesto, seguido por un beso en la mejilla, seguido por un trago de cerveza, seguido por el estiramiento de una pierna, luego otra, sucesivamente, los pies ganan libertad, pero, adquieren un poco de dolor en las plantas, que cicatrizan rápidamente una y otra vez las huellas que dejan las piedras en la orilla. La entrada está colmada por muchas de ellas, pero más grandes y espléndidas, cuidadosamente uno por uno, primero el derecho, brrffff que frío, está congelada, la otra brffff, las espinillas, los muslos, y no, hasta ahí no más, pero aquella mejilla que antes acariciaba, ahora te tira agua, la odias por un instante, la amas por el resto de la vida. 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Loción

Durante muchos años he notado que cada hogar tiene su esencia, su olor. Desde la ropa, lo cual lo notó en alguna ocasión Jorge, un amigo del colegio, '¿vos por qué olés tan bueno ome?', y nos reíamos al respecto. Con la persona que más he notado esto es con mi primo Sebastián, familia la cuál desde muy pequeño supe distinguir su aroma, y desde aquellas épocas (me perdonarás negro por no habértelo dicho hasta la fecha) comprendí que no me agradaba y peor, casi que era alérgico a ese olor que desprendía aquél hogar, es por eso Sebas que casi siempre mis respuestas fueron negativas a las frecuentes invitaciones a dormir en tu casa, además de la invitación en alguna oportunidad a vivir en tu casa en aquellas épocas tan difíciles. Lo que me llama hoy a escribir este pequeño texto, a lo que quiero dedicarle otro rato más de reflexión pero ahora dejándolo materialmente, es ese aroma del que he estado hablando, y lo que me hizo hacerlo justamente en este momento fue el aroma de mi tierra, Valledupar, tan diferente al de mi ciudad adoptiva, Medellín. No sabría ser capaz de describir tan sensacional aroma, y no es sólo cuando viajás en avión, también me había pasado antes en los viajes en bus, cuando te montás en un aparato de esos es como si entraras en una máquina del tiempo, no me gusta bajarme a comer en el camino ya que perdería la sorpresa del aroma... Estás en Medellín, cogés el metro con las dos maletonas al lado, repletas a más no poder, te miran como diciendo 'este va pa' la terminal' y nunca se equivocan, es la virtud de los medios de transporte masivos, la de distraernos un rato, sea durmiendo o imaginándonos la vida de las demás personas... Llegás, resulta que el bus sale en una hora exacta, tiempo que no es suficiente para volver a casa y hacer algo más, así que te quedás en la terminal, es un tiempo inerte el que pasás ahí, sucumbiendo a lo que te pongan en el televisor ahí arriba, todos inertes hasta que llaman, o no falta el que no deja de mirar el reloj. Apenas dejás las maletonas en el baúl y entrás al bus ya es otro cuento, hablaba yo con mis primos de estos viajes y contaban que ellos se toman antes de entrar dos dramamines, y zas, de una te podés zampar un viaje de 18 horas si querés y seguir embobado, el tomar las pastillas podría ser un grave error, conveníamos, ya que si se te sienta al lado una chica bien linda, y zas, le vas roncando todo el viaje, mala primera impresión, pero bueh, de lo que quería hablar era de como al entrar te integras a un nuevo ambiente, el olor a aire acondicionado es irremediablemente asqueroso, entrás a una máquina del tiempo, como mencionaba antes. 
Esta vez no recordaba el aroma de mi tierra, me sorprendió, como tu mamá diciendo 'te lo dije',así mismito me cayó. Bajarse del avión y sentir ese aroma tan diferente, un aroma a vallenato, dirían muchos, pero para mi, es el aroma de mi familia, de mi querida familia, de mis tías, de mis primos... El mundo sabe poner las cosas en su lugar, y si me hizo alérgico al aroma de mi primo será por algo. El aroma es el que decide quién será el amor de tu vida y quién no, porque de pronto te enamorás de una chica, todo bien, hasta que la visitás a la casa y ahí empezás a estornudar, mala señal. En cambio, el instinto busca ese aroma adecuado, el ambiente adecuado, una casa a la que llegás y ten sentás en el sillón con toda tranquilidad, y ella no tiene que desparramarse la ropa en lociones, es ese olor natural el que te atrae, el aliento perfecto, y la temperatura exacta a la hora del abrazo y el beso.  

jueves, 29 de noviembre de 2012

Fragmento de "Memorias de un chico aplicado"- de diferentes pensamientos cinematográficos

Siempre he sido de la idea que las cosas no pasan gratuitamente, y, la verdad el que yo piense en eso pensando a la vez en el día de tu "no-gripe" (lo digo así porque en realidad no sé qué carajos te dio, sólo sé que no era gripe) infernal la cual me dejó sin tu presencia durante varios días, eso no puede ser para nada gratuito, lo pienso así porque me conviene para mi salud mental pensar en que vos pensás en mi y que yo fui la causa de esa "no-gripe". A veces me pongo sentimental y espero que el mundo sea tan feliz al final como en las películas románticas, y no como en destino final (horror de película, no se la vean) o en Requiem for a dream, prefiero por mi salud mental, los finales optimistas, o al menos hoy quiero pensar así.

F.D.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Fragmento de "Memorias de un chico aplicado" - el aliento


Luego en un semáforo había alrededor de 20 arbustos de color rojo-verde (más rojo que verde) y observé como el viento los hacía retorcerse con una ligereza extraordinaria, con tanto sigilo que quién fuera concentrado en otra cosa, no pudo percatar la belleza de ese movimiento tan sutil. Algo en mi mente dijo <<no es el viento, es el movimiento producto del aliento de los arbustos, quienes nos hablan todo el tiempo>>. Luego de meditarlo un rato, y escuchar el pitido de los automóviles de atrás, llegué a la conclusión de que el viento y el aliento era lo mismo, sutilmente los arbustos me querían decir algo, pero yo seguí en mi rutina.

F.D.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Momentos



Entramos al camerino empapados en sudor y entonces, sucede lo insólito. Al entrar, sentada como si hubiera nacido allí, como si nada la moviera por fuera, una chica amarrándose un zapato sentada en la banca del camerino. Y comienzan los líos que los jugadores nos empezamos a trazar en la mente: ¿será que en realidad se da cuenta de nuestra existencia, de nuestro paso por su vida, mediante pasos medidos milimétricamente en el instante en que nos ve, o será que sí nació allí, y en ningún momento se le pasa la cabeza nuestra existencia?
La verdad es una duda inquietante, pero lo que si se puede notar a leguas, es lo que piensa el actor secundario, cada jugador: algunos, al verla invadiendo nuestro espacio, al pasar hacia las regaderas enderezan su columna y hacen como si no la vieran, otros, siendo más realistas, siguen ignorándola, y los personajes más tristes, los que no se dan por aludidos en ese mundo, se dirigen rápidamente hacia la canilla y se van inmediatamente, sin el esfuerzo que toma pensar en si le caerías bien, cuales son sus gustos, por qué se está amarrando los zapatos (¿puro juego felino o simple y pura consecuencia de un mal ajuste de cordones?). Yo por mi parte, enderezo mi espalda, miro vagamente, ella ni se inmuta, me acerco encorvando de nuevo el cuerpo hacia las regaderas, bebo medio litro de agua, enderezo esta vez con menos precaución y menos entusiasmo mi espalda, miro hacia afuera, algunos miran y siguen murmurando cosas, y salgo para seguir en la rutina, en el entrenamiento, y mientras tanto, ella seguirá amarrándose los zapatos tal vez hasta disfrutando de la instancia, o simplemente blasfemando mientras no es capaz de meter el fleco y mágicamente, luego de que todos salen del camerino, de ese cuarto infernal llamado camerino, dueño de tantos gritos y sueños por cumplir, de allí mismo sale ella, como anunciando que en verdad sí que se daba por aludida a nuestras miradas, o tal vez sería puro juego del destino. 

sábado, 20 de octubre de 2012

Reposo


En estos días me encontré conversando con algunos compañeros sobre la genialidad de llevar un libro de ciencia ficción a la pantalla grande. Y es que es increíble como de repente eso que parecía que tan sólo en tus sueños podría pasar, lo ves transcurrir en varias horas frente a tus ojos, sin tener que hacer el mínimo esfuerzo, y de repente, cada vez que piensas en volar en una escoba, piensas en Harry, o cuando piensas en un fin del mundo en el 2012, las más absurdas imágenes de la película se te vienen a la mente. Luego de leer durante la semana “100 años de soledad” de Gabriel García Márquez, y además, releer un poco de “Rayuela” de Julio Cortázar, pensé en  que esto no es tan maravilloso como describir una realidad tan detallada y tan personal, que por algún tiempo este acto no lo vuelves a ver igual. Es mucho más difícil y tiene mucho más crédito componer un nuevo texto sobre dos personas en medio de un romance, a hacer una película mostrando como miles de guerreros galácticos se matan entre sí con sus espadas láser o armas del futuro. No quisiera quitarle el mérito también a los productores de las películas, ya que cada día me vuelven a sorprender con nuevas tecnologías que hacen que la experiencia de ver una película "futurista" sea más real, pero no puedo evitar sentir mayor entusiasmo al leer como las gotas de lluvia caen, describiéndolo con tal detalle, además de insertarle cierto nivel de ficción, al darle vida al hecho.
Pienso que el éxito de tantos y tantos poemas de amor está en que, cada vez que un distinto autor escribe sobre el tema, siente algo diferente. Y es que este sentir tan humano, al ser plasmado con todo el amor, o con todo el odio, o con lo que sea que siente el autor a la hora de escribirlo, hace que el lector sienta ese desespero, o esa armonía que desata el escritor en las pocas líneas. Es por eso, que últimamente he dejado de usar un poco la tecnología, y sentarme a mirar la cotidianidad con más profundidad. A esto me ha ayudado bastante mi perro, Ájax Telamonio, nombre el cual le puse por el guerrero griego de su mismo nombre, quién se destacó por ser el más valiente de la guerra de Troya, y más bien fue por la re-lectura que hice en los tiempos que lo compré de “La canción de Troya” cuya autora no recuerdo el nombre.
Bueno, volviendo al tema, Ájax me ayudó bastante a ver la cotidianidad desde otro ojos, porque en él pude ver cosas que uno no suele mirarse en uno mismo, por el hecho de que son propias: el modo en que caminaba, me hizo empezar a saber cuál era su estado de ánimo, si estaba llorándome para que lo acariciara, o porque le faltaba agua, o porque tenía ganas de hacer sus necesidades y yo le tenía la puerta del patio cerrada.  Además, el modo en que se erizaba me hizo saber cuándo iba a salir a ladrarle a algún perro que pasaba, y antes de que saliera a pararse en el patio a ladrar, ya yo estaba buscando el periódico para al menos infundirle miedo. Lo que más me sorprendió era la manera en que su mirada hablaba por sí sola, porque cuando yo llegué alguno que otro día desanimado, el me miró con unos ojos de consuelo, y acto seguido me empezaba a lamer la mano. Pienso que los animales al no tener algún oficio además de alegrar a los integrantes del hogar, se quedan todo el día mirándote, apreciando hasta el más mínimo detalle. Como anhelaría que tuviera la capacidad del lenguaje, y que me describiera como ve las cosas, como es para él el sonido de un trueno, o cuando alguien lo levanta solo para acariciarlo, y apenas él quiere jugar lo dejan. Pero además, quisiera saber cómo ve él cuando alguien está en la cocina, cómo ve tantas cosas… Al menos Ájax ha llegado a tal punto de profundización, que sabe cuando salgo de la pieza luego de vestirme, cuando lo voy a sacar y cuando no. Esa alegría plasmada en sus ojos al ver que salgo de la pieza, y hago tantas cosas que hago siempre, pero él con la certeza de que lo sacaré a darle una vuelta.
Gracias a eso, pude empezar a notar cosas que antes no veía, como el simple brillo del cargador de mi celular, o el mugre impregnado luego de tanto trabajo en el ventilador, o la manera en que las gotas caen en el patio, o el desorden de mi pieza, haciéndome más de una vez lavar los platos, porque el mugre de la cocina no nos dejaba concentrar en el hábito de escuchar las gotas caer en la ventana, con sus pulsos siempre latentes: grueso, llovizna, trueno, llovizna, gota.
En fin, es por eso que ya algunas veces mis compañeros me despiertan en medio de una celebración, o cuando salimos, porque me quedo mirando vagamente el hecho de que un árbol se mueve por el golpeo del viento en sus ramas, y entonces empezaba a pensar en los organismos que vivían en ese árbol, y cuantas veces no habrán sido víctimas de celos, de amoríos, de peleas familiares, cuantos ya no se habían ido de casa, y miles de historias se empezaban a crear por el hecho de que un árbol se movía por el golpeo del viento en sus ramas, o en el colegio me quedaba mirando a un niño de pre-jardín, y veía en sus ojos puros la felicidad de alguien que tiene un juguete nuevo, y entonces en mi cabeza empezaban a hacerse historias del abuelito que estaba de viaje, porque alguna vez viajó a España y dejó allí muchos compañeros, muchas historias, y a su vuelta le había dado el carrito que dejó en los ojos puros del niño la felicidad que llevaba y contagiaba a sus compañeros, a los que les quiso prestar el carrito, o la muñeca nueva que le habían dado a la niña pequeña de la buseta porque había cumplido años, la cual nunca me deja dormir pero entonces pensé en la fiesta que haría luego, tantos artículos rosados, los detalles más triviales los pensé.
Concluyo esto, mientras miro la respiración tranquila de Ájax, mientras duerme, y entonces pienso en los sueños de un perro, tal vez estará pensando en la sabana en la que duerme y de la cual está expresamente enamorado, o pensará en si al otro día yo le daré su hueso para que muerda, o sabrá que mañana es domingo y estará pensando en a donde lo llevaré, o tal vez estará pensando en el dolor de la pata que le comenzó desde hace poco menos de una semana. Espero que los que lean esto, empiecen a mirar las cosas que hay alrededor con más complejidad, porque si tenés algo vivo al lado, como una fruta o algo, hay que pensar en la historia de la fruta, además de que tiene familia, y en que del árbol del cual salió pudo haberse recostado en algún tiempo remoto alguna pareja, y entonces habría que pensar en su relación. Hay tantas cosas bonitas de las que nos perdemos por andar de afán, por estar pensando en tal cosa, y nos perdemos de lo cotidiano, de lo que es en esencia, la vida. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Un sueño casi hecho realidad


Mientras le seguía haciendo fuerza a mi selección Colombia para que clasificara al mundial en Qatar, mis amigos seguían insultando al técnico:

- No, es que ¿por qué no ponen a Berrío de técnico de la selección?

- Sencillo. Este es de la casa. Además, hasta tiene rosca con el presidente.

- No, es que en este país esto nunca va a cambiar. Siempre lo mismo. Debería el equipo tener mucho más toque… Además ese tal Pérez ya le queda grande la camiseta.

Luego de tanta quejadera, volví a tomar un trago de cerveza helada, y seguí viendo el partido. Estábamos en mi casa… No era gran cosa, pero era bastante acogedora. Mientras yo estaba en el mueble con Juan y Fernando, mi hijo de 5 años correteaba por la casa lloriqueando como un bebé. Siempre me disgustó que correteara a la hora en que yo veía mis partidos, pero Milena, mi esposa, siempre dijo que debíamos dejarlo jugar, o sino en la noche no nos dejaría dormir. Al final, el partido quedó 1-1 contra Chile, en Medellín. Mi querida Medellín, mi hogar. Claro que la situación no estaba tan fácil: trabajaba como taxista y ya casi nadie lo utilizaba gracias a la gran cantidad de metro cable que invadía la ciudad, y todos los demás con carro… A veces llegaba sin el dinero para la leche de mi hijo, y tenía que ver como Milena con su mirada al vacío pensaba, mientras sacaba más dinero de debajo del colchón, del cual ya no quedaba mucho.

Mientras tanto en el país estábamos en elecciones. La verdad cómo siempre no le puse mucha entusiasmo a por quién votar, pero si me llamó la atención un candidato. Prometía tantas cosas como otros pero sus palabras eran diferentes. Parecía que fuera diferente a los anteriores. Este hombre se llamaba Jorge Luis Pérez, un hombre que estudió en la Universidad de Antioquia derecho, en tiempos de paro por una reforma que el gobierno de entonces no logró concluir. Entre tantas cosas prometía darle más importancia al deporte en el país, lo cual fue por lo que voté a favor de él.

Luego del tiempo de elecciones (que efectivamente ganó el señor Jorge) la gente ponía mejor cara. Me volví a encontrar con Juan y pude dialogar un poco sobre el tema…

- Este presidente va a cambiar la cara del país. Con el nuevo proyecto del puerto en el Chocó, el país crecerá como potencia mundial. Así de sencillo… Quizás y así si logremos clasificar al mundial, jeje.

- Pero, ¿de qué me estás hablando? Un poco más despacio pues que me estoy perdiendo… ¿Un puerto en el pacífico?

- ¡Sí! –exclamó con mucho entusiasmo- Esto de pronto y arregle la situación en el país… Es más, me ofrecieron un trabajito allá para trabajar en la construcción, y te estaba buscando para ver si estabas interesado.

- ¿Y es qué ya empezaron los trabajos?

- No, empiezan a mitad de año.

- La verdad estoy que lo pienso. El negocio del taxi ya está muy acabado, y a veces me preocupa mucho la situación económica de mi familia. Por cierto, ¿cuánto pagan?

- Bastante bien.

Volví a casa pensando. Por una parte estaba la situación que estaba viviendo, pero ¿cómo sería cambiar de la ciudad en la que había estado toda mi vida? Además ¿cómo se lo tomaría Milena? ¿Qué pasaría con Peter?

- Amor, acabé de llegar.

- ¿Y cómo te fue hoy? –dijo ella con una voz irónica

- El negocio sigue igual. Pero me salió un nuevo trabajo que si nos va a dar la solución…

- Eso mismo me dijiste la última vez con el taxi y nada ha cambiado desde entonces.

- Pero esta vez se trata de trabajar en el proyecto que hacen del puerto en el pacífico.

- ¿El que propuso el presidente?

- Ese mismo

Inmediatamente se volteó a mirar a nuestro hijo, que se había orinado encima, y había vuelto llorando hacia donde su madre para que lo cambiara. Después devolvió su mirada…

- ¿Qué pasará con nuestras vidas acá?

- Pues apenas arreglemos las cosas, nos devolvemos y montamos otro pequeño negocio con el que nos podamos mantener.

- ¿Y el niño?

- Lo meteremos en una escuela allá, se que la educación en Quibdó no es tan buena pero va a ser mientras que trabajo por allá.

- ¿Y es que te dan un buen dinero?

- Pues eso me dijeron…

Luego volvió a donde el niño y se fue sin decir una sola palabra.

Mientras el bus más avanzaba, Milena se veía más insegura. Aún así yo estaba seguro que con esto la situación tanto mía, como del país iba a mejorar. Cuando llegamos, nos quedamos donde una prima de mi esposa… Ella se llamaba Esperanza, era bastante acogedora con sus invitados, pero aún así yo no quería que durara mucho porque no me gusta compartir casa con otras personas. Al día siguiente me presenté en el trabajo y me tocaba trabajar como obrero. Nada importante, pero aún así la paga era importante, ya que el gobierno lo había decidido así para que el proyecto quedara mejor según ellos.

Pasaban los días y nuestra situación mejoró bastante. Recuerdo que la navidad de ese año pude regalarle un camión de juguete a mi hijo, él estaba tan feliz pues era su primer regalo… Todo era tan feliz, a mi esposa le di un ramo de flores gigante que le encantó y como no, pudimos alquilar por fin una casa para nosotros. Nada podía estar mejor. El proyecto también estaba avanzando positivamente y con la velocidad que se estaba logrando para el otro año se supone que estaría listo. Era tan poco tiempo, pero la tecnología último modelo importada para diseñar el lugar era espectacular. Mi esposa cuidaba de nuestro hijo cuando volvía del colegio. Éramos tan felices…

Luego de medio año los economistas ya le daban el visto bueno al nuevo puerto. Era según ellos “la salida para Colombia a ser un país importante en la economía del mundo”. Era simplemente emocionante este hecho. Y aunque no lo creyera por otra parte, la selección estaba por pasar al mundial, pero le faltaba la hazaña en la última fecha: ganarle a Brasil en Rio de Janeiro para poder clasificar. Llegó el día del partido y en mi televisor estábamos mi esposa, mi hijo un poco más grande y o esperando el partido. Las directivas habían decidido darle la continuidad al mismo técnico y él estaba respondiendo…

El partido fue bastante emocionante, además con el grito de mi esposa en varias ocasiones, pero al final nuestra selección no pudo pasar ya que en el último minuto Brasil logró sacarle el empate. Pero aún así nada podía quitarme la felicidad de encima gracias al trabajo que tenía.

Pero, cuando faltaba poco para terminar la construcción, unos días antes en las noticias escuché una noticia.

- Última hora: un grupo terrorista aún no identificado ha atacado el cultivo de caucho en Asia, inyectando en algunos ejemplares el hongo Microcyclus ulei. Este cultivo es el que cubre todas los fondos de caucho en el mundo. Alerta mundial.

En ese momento no entendí la gravedad del caso, sólo hasta que días después me llegó un correo al computador, diciendo que no se necesitaban más trabajadores ya que no se iba a seguir con el proyecto… No entendí como tan rápido todo dio un giro extraordinario. Inmediatamente me dirigí hacia el puerto, ya prácticamente listo, sólo en falta de los barcos que estaban por llegar. Era tan absurdo, un puerto con tantas novedades, lujoso, con detalles increíbles, y desolado. ¿De qué servía un puerto sin caucho? No había barcos por falta de caucho para hacerlos. Y es que, ¿por qué nadie más tenía cultivos de caucho si es tan esencial en la vida cotidiana?

Tenía que explicárselo a Milena, pero ella ya se había dado cuenta:

- Prácticamente es el fin. ¿Ahora qué vamos a hacer? –me dijo ella desconsolada.

- Tranquila, nunca nos separaremos.

Guatapurí



Miré aquel río...
Aunque estaba en la orilla supe que algún día me tendría que adentrar a ella...
Miedo, mucho miedo... Un río lleno de tempestades, acertijos, serpientes que sortear... Un río tan difícil de sobrepasar... Un río de otros tantos... ¿Por qué el mío sería más importante que el río de otras personas? Por lo menos para mí es más importante porque es mi río, no necesito saber del de nadie más para sobrepasarlo.
Un río tan difícil de sortear, pero al fin y al cabo más feliz.

En mi lucha por adentrarme a este río hasta ahora he salido bien librado. Cada serpiente que se acoge a mi cuerpo, sé liberarla como es debido, conjurar todo tipo de acertijos que el río me impone.

Aunque a veces con cabeza gacha, se me ve por este río lleno de serpientes, de acertijos, se me ve confundido, anonadado, o simplemente no se me ve por tantas serpientes, tranquilos, que yo mismo sabré sortear mi río, mi vida.


Una ronda


Mesero…
Sirva una ronda para todos y póngala en mi cuenta.
Vamos a brindar por mí.
Por el odio que le tengo a todos y cada uno de los que está sentado alrededor mío, que en todas las situaciones me han ayudado…
Esta va por el egoísmo que tengo frente a todo.
Porque pienso y es cierto, sé que es cierto, que el mundo está hecho para mí exclusivamente.
Que ustedes no son más que otros juguetes con los que el creador de todo esto juega para hacerme sentir y vivir.
Los odio a todos y cada uno de los que está acá y los que no están.
Los odio a todos, algunos más, algunos menos.
Siéntanse bien si os odio más, pues eso significa que me hacen sentir más y que no han sido creados para nada por el dueño de este mundo.
Si os odio más, no habrán sido creados para nada…
Solamente están aquí para mí, lamento decírselos pero es la realidad. Yo soy el único real aquí, ustedes son sólo proyecciones o no son nada.
Yo soy el personaje principal de esta obra y ustedes no son más que juguetes, juguetes que para nada sirven, más que para servirme o no servirme.
Todo lo que hacen me concierne, pues este mundo ha sido creado para mí, exclusivamente para mí.
Esta va porque soy inmortal, o sino ¿quién demuestra lo contrario?
No me podéis matar pues ustedes también morirían al instante.
Deben temerme en la misma cantidad en la que los odio, pues si es que no soy inmortal yo, ustedes morirán inmediatamente.
Esta va para que, por un momento, sientan ustedes también un poco, un poco de dolor, terror, no sé, pero sientan.
Esta va porque yo quiero brindar por mi dolor de ser inmortal.
Por el dolor que causa ser el centro del universo.
Esta va por mí.

Los odio por el simple hecho de no ser reales, porque a veces me hacen sentir que son reales y me hacen amarlos, eso es lo que más odio de todos ustedes.

Aplastamiento de una gota


-Atención:
Habrá una nueva asamblea en la que tendrán que asistir todo tipo de gas que se esté transportando en esta nube. Al parecer últimamente ha habido problemas con unos grupos así que se decidirá si deberán ser expulsados o no. La asamblea se llevara a cabo en la zona alta de la nube.

Helio

-Nos van a expulsar, -dijo mi compañero de grupo- siempre es lo mismo y ahora nos tocó a nosotros.

-Ha habido algunos casos extraordinarios en los cuales no somos condenados a la gravedad… Yo sí tengo alguna esperanza.

Al llegar a la sala alta de la nube, estaban sentados en el podio Helio y Sol. Ellos dos son los reyes de este lugar, pero yo diría que más poderoso es Sol que no hace nada, simplemente envía a Helio a hacerlo todo.

-Tomen asiento, –dijo Helio con una voz un poco agitada- en silencio por favor.

Sol como siempre se veía resplandecientemente. Nadie se le acercaba pues había un mito que decía que, al simple contacto, se era condenado a algo peor que la gravedad.

-Como ya todos saben –habló Sol con bastante rigidez- últimamente ha habido problemas de comportamiento en uno de los grupos de nubes. Me he reunido con Helio para tomar una decisión y hemos llegado al acuerdo de que sean condenados a la gravedad. Luego de pasar un rato sufriendo las consecuencias de los que hicieron las turbas en el grupo, serán devueltos al reino.

Sentí un aire, pero… ¿Qué es un aire? Nunca había sentido algo igual… Y, ¿por qué sabía yo que se llamaba aire?

Una serie de dudas se vinieron a mi mente mientras me veía bajando de mi mundo en caída libre hacia el suelo. Ya había sido condenado a la gravedad hasta que a Sol le pareciera suficiente como para que volviera.

Miré hacia los lados y todos mis compañeros también caían, algunos implorando y otros llorando. Yo aún me preguntaba por qué sabía tantas cosas…

Miré hacia abajo y todo se veía más cerca, todo.
Iba directo hacia la cabeza de una persona…
Esperen. ¿Qué es una persona? Al impactar en su cabeza mis partes se diluyeron.

-Va a llover –dijo la persona-.

Incógnita


Ronda un rumor en el planeta tierra…
Un rumor, el cuál podría cambiar nuestra concepción del mundo…
Un rumor que la mayoría atribuye a un blog de internet australiano, el cuál era poco famoso, pero ya es uno de los más grandes sitios en el mundo cibernético.
El rumor incluye también al gobierno estadounidense y algunos experimentos para comprobar la realidad. Este rumor ha cautivado a todo el mundo, todos lo saben pero nadie quiere hablar de esto.
Cada vez más pruebas señalan a que el rumor es verdadero.

Pero a la final es solo un rumor.