“El alma empujó quizá al hombre en su evolución corporal, pero está cansada de tironear y sigue sola adelante”. Julio Cortázar

domingo, 29 de septiembre de 2013

El futuro - Julio Cortázar

Y se muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti.

domingo, 17 de marzo de 2013

Bitácora de una aventura

Buscando entre algunas notas, encontré este texto surgido de mi primera sesión de rol y narrativa. Si no estoy mal, es de hace 3 años y es, pues, el primer texto que escribí por gusto. 

Estaba el joven Justo, al cuál los jóvenes debían llamarle Justo Emperador escuchando la historia de su gran maestro Xeto: 

-De repente aparecí en una especie de entrada, tenía una antorcha y estaba junto a personas que no conocía, ni siquiera me conocía a mi mismo. Vi una salida al frente, caminé hacia ella y me encontré con una multitud en un coliseo, yo estaba en una de las entradas de la arena. La gente parecía furiosa, clamando justicia, mientras que nosotros nos dejábamos por el temor al ver que parecía que fuésemos nosotros los culpables. De repente un estallido sonó, luego algo parecido a una canción empezó a sonar. Fije mis ojos hacia donde provenía tal melodía y era un hombre bailando y cantando una coreografía que se me hacia conocida pero aún no comprendía. Uno de nosotros salió detrás a imitarlo, al parecer eran de las mismas costumbres y era un ritual de sus creencias. Otro al parecer vio algo y salió a correr detrás de eso. Yo miraba hacia el coliseo pues al verlo me venían imágenes conocidas pero aún incomprensibles. Hubo un momento en el que me voltee a ver a mis compañeros y no se encontraban allí, temí el haber quedado solo. Luego mire de nuevo al coliseo y distinguí una parte la cuál estaba vacía, era el palco. En ese momento más y más imágenes vinieron a mi mente y fue allí cuando recordé: ¡Yo debía estar allí!


Recordé el haber estado sentado allí algún día mirando hacia la arena, algo tenía que estar mal. Voltee a ver si algo había cambiado y algo empezó a sonar, un gran estruendo se escuchaba por todo el coliseo y todos al parecer se percataban de aquél asqueroso sonido. Era una gran reja abriéndose. En esos momentos pensé lo peor, pensé que iba a morir ese mismo día. Luego todo empezó a oscurecer; mi compañera que estaba en su ritual con el otro empezaron a hacerlo más fuerte, se acercaban a las gradas del coliseo y la gente les temía. Otro de nosotros los empezó a imitar al ver la reacción de la gente. Otros corrieron detrás de mi compañero el cuál había visto algo, al parecer era un arma. Yo me quede paralizado al ver que un pequeño pero fuerte ejército salía por aquella reja. Luego volví a reaccionar y decidí seguir a mis compañeros con el ritual, logre inmediatamente coger el ritmo de la canción. Luego los soldados empezaron a atacar a mis compañeros del arma, ellos esquivaban sus lanzas. Uno de ellos logro alcanzar el arma con la gran sorpresa de que no era un arma. ¡Era simplemente una hoya! Ahora ¿Cómo diablos íbamos a sobrevivir?


Gran cuestión esta maestro, – dijo Justo – pero mayor cuestión era la de cómo descifrar el porque del ataque.

Todo a su tiempo Justo, – dijo Xeto – todo a su tiempo.

El hombrecillo que había empezado el ritual – siguió su historia Xeto – nos hizo una seña a los que le seguíamos. No había entendido bien pero luego escuche a mi compañera diciéndole a mi otro compañero que la hoya era un punto clave, necesitábamos la hoya y al parecer los soldados querían cogerla. Aquellos soldados seguían intentando darnos muerte, pero nos resistíamos y esquivábamos sus lanzas. Hasta que uno de ellos logró dar a uno de nuestros amigos, se veía bastante herido. Otro lanzo otra y me rasgo el brazo, era bastante dolorosa esa herida que me había dejado y más aún porque yo no gozaba de un gran cuerpo, sino de una gran inteligencia. ¬

-Xeto tomo un sorbo de su cantimplora y siguió-

Después de esto mi compañero más cercano me señaló un hombre muerto y el cielo, lo interprete como que había que tener ese cuerpo antes de que algo pasara con el cielo. En el mismo instante en el que mi compañero me termino de decir esto, empecé a sentir entrar en trance. Así pues que Los soldados seguían detrás de nosotros y nosotros intentábamos darle la hoya al cabecilla. Uno de nosotros intentando llevar la hoya al cabecilla cayó torpemente dejando la hoya a pocos metros de él, expuesta tanto como él también quedaba expuesto. Uno de los soldados vio esto y lanzó una lanza la cuál le atravesó el cuello dejándolo muerto. Era uno menos, y quedábamos cinco contando al cabecilla. Cada vez se hacía más difícil nuestra salida de allí. Así que uno de aquellos soldados intentó saltarle encima a uno de nosotros pero este era más hábil y le cogió del cuello y lo mató. Los soldados eran aproximadamente diez, y todos eran más bien corpulentos, pero había algunos de nosotros que les superaban en fuerza así que aún había esperanzas. Luego mire hacia el piso y vi un costal, parecía estar lleno de algo así que lo abrí, al ver que había dentro eran armas. ¡ARMAS! Por fin una noticia agradable, así que saque una para mí y la mostré a mis compañeros. Todos al ver esto salieron corriendo por algún arma, el más fuerte de nosotros cogió un arma que yo no hubiera sido capaz de cargar, el resto cogieron armas normales. Pero el último que se acerco para obtener un arma fue atacado por uno de los soldados y murió al instante. Yo me acordé del cuerpo y fui a traerlo, un soldado me vio y quiso salir detrás de mí pero mis compañeros se lo impidieron y le dieron muerte

- Tomo aire y siguió –

Cuando regresé con el cuerpo me di cuenta que la hoya ahora la tenía el cabecilla y que dos de mis compañeros estaban luchando con los soldados, uno de ellos era el más corpulento, el otro no tenía nada que resaltara. También vi que el número de soldados había rebajado, que la gente parecía ya no tener miedo sino otra vez enojo y que el cielo parecía empezar a aclararse de nuevo. Recordé que mis compañeros habían dicho que antes de que el cielo hiciera algo debíamos obtener el cuerpo. Así que con prisa me acerque al cabecilla y le entregue el cuerpo, el le quito la cabeza y la introdujo en la hoya. Al el hacer esto escuche un gran grito, ¡El más fuerte de nosotros había caído! Aunque ya no eran más de 5 los soldados ya nos ganarían en la batalla. Después de este el otro también callo al piso desprotegido y murió. Pensé que sería nuestro fin. Después de esto el cabecilla sonrió, parecía agradarle lo que estaba pasando. Miré a mis compañeros para encontrar alguna respuesta y al parecer tampoco entendían nada. 
El cabecilla alzó la hoya lanzando un grito. El cielo se aclaró completamente y todos parecían alegres. Los soldados dejaron de atacar y nosotros simulando alegría seguimos al cabecilla con un gran grito. El cabecilla nos hizo señas de que saliéramos por la gran reja, no entendía nada pero aún así le hice caso. Al ir llegando a la reja miré hacia atrás y vi como le atravesaban una espada al cabecilla. Mis compañeros también lo vieron y todos salimos a correr.


¿Y quién era el cabecilla? –Preguntaba Justo Emperador – ¿Que tenía que ver la hoya, la cabeza y el cabecilla en esta historia? 
No lo sé. –Respondió Xeto- Es un enigma que nunca podremos resolver… 

viernes, 22 de febrero de 2013

Precogniciones


Un día Jean Pierre caminaba hacia el autobús como de costumbre, pero había algo de esas cosas intangibles que se sentían en el ambiente. Bueno, se sentían en el ambiente desde la perspectiva de Jean Pierre, porque para dar un ejemplo más efectivo, a su lado en unos 2 minutos estaría sentado Johannes, para quién esas cosas no tenían ningún sentido aquel día, simplemente llevaba el periódico donde entre muchas otras cosas por error del editor decía el resultado de todos los equipos menos el de su favorito, y no podía más que blasfemar. En fin, el ambiente que generaba Jean Pierre era sin duda muy suyo.

Habría de maldecir un poco luego su suerte debido a la excesiva sudoración de quién iba a su lado:

-         -  ¿Cómo es su nombre, discúlpeme?
-         -  Johannes Bach.
-        -   Una lástima que un ser con tal nombre y tal apellido no pueda usar un desodorante adecuado para la época, sin ofenderse, puede usted irse a la Mierda.
-          - ¿Cómo quiere que no me ofenda si acaba usted de mandarme a la Mierda? Disculpará usted, hoy no es mi mejor día, mi equipo pierde y nadie siquiera habla de él, pero usted, que se le ve tan bien, debería de vez en cuando irse a la Mierda.

Jean Pierre, quién sin duda ya no podía captar las cosas intangibles que el destino lo dejó alguna vez alcanzar a percibir, se bajó inmediatamente del autobús, pensativo.

-        -  De ahora en adelante para ahorrarme tantos inconvenientes compraré un carro.

Acto seguido, caminó a comprar un periódico, pero vio que no le quedaba un centavo y recordó que en aquella peculiar ciudad llamada ‘Flor del potrero’ sólo podría comprarse un carro al tener acceso a un periódico.

-        -  Vaya suerte –maldijo--. Creo que el único periódico de hoy lo tiene aquel señor.

No sobraría mencionar que en aquella ciudad de mierda sólo salía a relucir un periódico al día, así que si quería un carro en ese mismo instante, tendría que ir a buscar al tal Johannes Bach, nombre peculiarmente fácil de recordar. Sin embargo, debido al característico orgullo de los habitantes de esa ciudad, preferirían irse a la Mierda antes de pedir perdón a causa de mandarlo hacia tan relevante ciudad.

Dicho y hecho. Jean Pierre mandó recoger sus cosas, aunque no tenía, y se mandó a mudar con su padre a la Mierda, donde salían miles de periódicos por día, y aunque con noticias de ninguna importancia y opiniones totalmente sesgadas por posiciones políticas, al menos no había que ser culto y leer un periódico denso, pesado, lleno de cosas que a él no le interesaban y por demás difícil de conseguir para obtener un medio de transporte en el cual no tuviera que relacionarse directamente con otras personas y mandarlos a la Mierda, acto totalmente inútil e irrelevante tratando con los ciudadanos de aquella ciudad.  

domingo, 17 de febrero de 2013

Paréntesis musical - Rattle

Bueno, aunque sé que no aportará mucho a este blog, me sentiría mal si no les comparto esta canción.
No tiene ningún significado en especial, simplemente es demasiado buena y no quiero privarlos de escucharla.

Rattle - Bingo Players


domingo, 3 de febrero de 2013

Perspectivas

Que haya una gran nube sobre cierto punto de la ciudad se ve, sin lugar a dudas, maravilloso. Aún más cuando tienes esa vista que te ofrece el valle de aburrá. Esto puede tener varias connotaciones o significados: para los más románticos y positivos, significa que ese punto está siendo protegido por alguien en otra dimensión, como un escudo silencioso, además, podría ser esa nube que llega justo cuando la pareja dejó de pelearse, se miran fijamente, el director dice 'acción', cae el aguacero torrencial que no tiene de pura casualidad ningún trueno que arruine la escena. Para otros, podría ser el producto del mal estado de esa parte de la ciudad, como una señal del mal humor de los que la habitan.

¿Pero qué carajos pasa cuando llueve toda la tarde, gotas repentinamente sorpresivas una y otra vez?  A veces el destino no quiere tomar partida.
En fin, como siempre lo he pensado, la verdad es un hecho inquietantemente incierto.

viernes, 25 de enero de 2013

Insomnio

Dormir es como el amor: algunos dicen dormirse cuando les da la gana, eligen la hora exacta en que dormirán, lo premeditan, hasta piensan en qué soñar, y lo realmente increíble es que en verdad lo sueñan, como si no fuera un escalofrío que sólo da cuando tenés trabajo por hacer, o es fruto del esfuerzo hecho durante todo el día. En mi particularmente pasa al igual que en el amor, vos siempre estás ahí con ganas de dormir, y no sos capaz, pero vaya a que tenga algún plan con mis amigos de trasnochar, o de pegarme a ver esa película que no me he podido ver por falta de tiempo, zas, comienzan a arderme los ojos. Es mágico como mi cuerpo quiere que me quede en casa, pero eso sí, al otro día tenés un partido importante y como proveniente de un plan premeditado del rival empieza a revolearse el estómago, y yo dando vueltas en la cama con esa ansiedad característica.

jueves, 24 de enero de 2013

Luces fosforecentes

Podés tener miles de problemas, salir de casa peleado con tus padres, tener una discusión con tu pareja, que tu equipo favorito pierda el partido más importante de la temporada, cualquiera de esos problemas cotidianos, pero si decides ir a ver a esa persona que sale debajo de esa luz fosforescente que le baña los ojos en brillos sin control, si decidís ir a una de esas cosas, podés transmitir todo ese odio en silencio, sólo estas sentado y plaf, suena la primera nota seguida de la voz angelical de una niña de alrededor de nueve años y todo fluye.

martes, 15 de enero de 2013

Vialidad - Julio Cortázar


En estos momentos me asomo por acá a dejar una nota, una recomendación para todos aquellos que de alguna u otra manera se interesan en leer mi blog. Traigo a ustedes la historia de cronopios y famas “Vialidad” escrita, por quién más, Julio Cortázar. La verdad, encuentro bastante curioso este texto, que, para empezar, no fue publicado hasta el 2009. Varios me han hecho la pregunta: ¿Cómo se puede publicar un texto nuevo de un autor muerto hace más de una década?

En realidad no es un cuento, son más de 400 páginas las que se publican en mi última adquisición, “Papeles inesperados”, un libro que hace recuento de varias páginas que le dejaría Cortázar a una de sus ex-esposas, con el llamado a publicarlas si ella lo decidía. Claro está, que hay varios textos de los que no tenemos conocimiento debido a que el mismo autor ponía una nota diciendo cuales podrían publicarse, y cuáles no. En fin, es para todos los seguidores de Cortázar un reencuentro, y para mí este texto que hoy traigo a ustedes, es de los mejores que hay en el libro, y, sin duda, la mejor historia de cronopios y famas. Sin más, aquí les dejo el texto.

Vialidad

Un pobre cronopio va en su automóvil y al llegar a una esquina le fallan los frenos y choca contra otro auto. Un vigilante se acerca terriblemente y saca una libreta con tapas azules.

-¿No sabe manejar, usted?, grita el vigilante.

El cronopio lo mira un momento, y luego pregunta:

-¿Usted quién es?

El vigilante se queda duro, echa una ojeada a su uniforme como para convencerse de que no hay error.

-¿Cómo que quién soy? ¿No ve quien soy?
-Yo veo un uniforme de vigilante -explica el cronopio muy afligido- Usted está dentro del uniforme pero el uniforme no me dice quién es usted.

El vigilante levanta la mano para pegarle, pero en la mano tiene la libreta y en la otra mano el lápiz, de manera que no le pega y se va adelante a copiar el número de la chapa. El cronopio está muy afligido y quisiera no haber chocado, porque ahora le seguirán haciendo preguntas y él no podrá contestarlas ya que no sabe quién se las hace y entre desconocidos uno no puede entenderse...

Julio Cortázar