“El alma empujó quizá al hombre en su evolución corporal, pero está cansada de tironear y sigue sola adelante”. Julio Cortázar

viernes, 5 de diciembre de 2014

Afasia


  • No te necesito -hipócritamente dijo sin pensar en lo que esto podría desencadenar-. No es bueno para nadie depender de otra persona, ¿sabes? El amor... es mejor cuando no se confunde con necesidad.

Mientras, la mujer sin poder articular, apenas balbuceaba un llanto desagradable, combinado con flema, lágrimas y un poco de mal aliento. Le había cruzado por encima un tractor, lento, como masticando cada pedazo de su cráneo que se partía en mil pedazos. Quería argumentar, el amor... él. 

Él se marchó, de nuevo, sin pensar en ella. Unos días después, tal vez unas semanas, ella tuvo su discurso preparado. Eran las palabras precisas, todo el contenido que lo podía hacer cambiar de idea. Lo invitó a cenar, pero él no aceptó. Entonces tomó riesgos y fue a su trabajo. Llevó un pétalo de rosa en su bolso, que se había quedado en uno de sus pantalones luego de hacer el amor con él. Tenía un sobre, en él, algunos fragmentos de Cortázar, tal vez un poco de Darío Jaramillo, una que otra anécdota graciosa, un pedazo de "La vie en rose" de Edith Piaf. Además, traía un vino, ya había hablado con su jefe y tenía todo preparado. 

De este encuentro, quedó un rostro todo pintoreteado, con una lágrima que bajaba negra primero por su mejilla, luego directo al suelo. Eran las palabras justas, con el toque de gracia perfecto... Solo había una cosa mal. ¿Fue demasiado tarde, o fue la persona incorrecta? Ay Lucía... I think you just deserve better.